La redacción de la tesis me tiene algo apartada, este año del proyecto The Littera, así como de la actividad en el blog y otras redes sociales, como por ejemplo, twitter. A pesar de lo cual he pensado en teclear unas líneas aquí, acerca de un tema que más que interesarme, ya me preocupa. Este post debería estar en inglés y debería, sin duda, titularse "Carta abierta a la Academia". Lo malo, es que, por un lado, el formato de carta abierta me resulta, en este caso, demasiado combativo, al tiempo que por otro, en inglés perdería la gracia salerosa con que procuro adornar mi prosa. Dicho lo cual, animo a cualquier nativo hablante a que traduzca el texto aquí dejado, por si considera que alguien, más allá de lo íntimo que resulta esta plataforma mía personal, deba reflexionar sobre las cuestiones aquí planteadas.
Señores profesores, investigadores, becarios, miembros todos de la Academia de las humanidades, y más importante aún, aquellos de ustedes que integran los círculos del hispanismo, más allá de los países nativos en que se habla la lengua española, a día de hoy nos encontramos en 2012, y este hecho, para nada trivial, nos impone un marco de actuación en un marco concreto de circunstancias.
Seré más precisa. Es evidente que todos, o una inmensa mayoría, nos preocupamos por una multiplicidad de factores que afectan a nuestro trabajo, así como al porvenir del mismo. A todos nos resulta familiar la situación en que tal o cual colega explicita su lamento por la pérdida de estudiantes en las aulas, las ausencias en las clases, las bajas matriculaciones, la pasividad estudiantil, la falta de un rigor académico, el declive de los estudios que amamos vocacionalmente, y que nos proporciona un sustento para vivir.
Como a todos, a mí también me resulta familiar la situación, así como el "atasco" en el mercado laboral y las consecuentes medidas que, a consecuencia de la crisis, se están tomando en detrimento de muchos departamentos de lenguas extranjeras. Ante estas situaciones, mi pregunta es: ¿Qué se puede hacer para darle un vuelco a la situación? ¿Podemos continuar desarrollando un papel de plañideras, sin cambiar o mover un statu quo que nos resulta cómodo? ¿Podemos seguir parapetándonos detrás de barricadas construidas a base de numerosas excusas, mientras el mundo cambia a nuestro alrededor? ¿Creemos que podemos obviar estos cambios económicos, políticos y sociales? ¿Estamos en esa situación privilegiada, acaso? Si la respuesta es que lo que se busca es acabar y exterminar el estudio de las humanidades, como disciplina general para todos aquellos que deseen acercarse a ellas, o como complemento imprescindible del hombre futuro, que aspira a comprender el mundo, más allá de lo que un algoritmo representa... Si Lo que se quiere es no participar en el curso de la evolución, apartarse de la historia... Si lo que se busca con desesperación es dejar las humanidades en las manos de una élite de 20 escogidos, en todo el planeta, que atesoren en sus cráneos privilegiados todo el conocimiento de la humanidad, por los siglos de los siglos..., entonces, no tengo nada que decir. En caso contrario, se hace preciso un debate urgente, al que todos quedan invitados, y que puede y debe desarrollarse en todos los foros posibles, con la mayor celeridad.
Seré más precisa. Es evidente que todos, o una inmensa mayoría, nos preocupamos por una multiplicidad de factores que afectan a nuestro trabajo, así como al porvenir del mismo. A todos nos resulta familiar la situación en que tal o cual colega explicita su lamento por la pérdida de estudiantes en las aulas, las ausencias en las clases, las bajas matriculaciones, la pasividad estudiantil, la falta de un rigor académico, el declive de los estudios que amamos vocacionalmente, y que nos proporciona un sustento para vivir.
Como a todos, a mí también me resulta familiar la situación, así como el "atasco" en el mercado laboral y las consecuentes medidas que, a consecuencia de la crisis, se están tomando en detrimento de muchos departamentos de lenguas extranjeras. Ante estas situaciones, mi pregunta es: ¿Qué se puede hacer para darle un vuelco a la situación? ¿Podemos continuar desarrollando un papel de plañideras, sin cambiar o mover un statu quo que nos resulta cómodo? ¿Podemos seguir parapetándonos detrás de barricadas construidas a base de numerosas excusas, mientras el mundo cambia a nuestro alrededor? ¿Creemos que podemos obviar estos cambios económicos, políticos y sociales? ¿Estamos en esa situación privilegiada, acaso? Si la respuesta es que lo que se busca es acabar y exterminar el estudio de las humanidades, como disciplina general para todos aquellos que deseen acercarse a ellas, o como complemento imprescindible del hombre futuro, que aspira a comprender el mundo, más allá de lo que un algoritmo representa... Si Lo que se quiere es no participar en el curso de la evolución, apartarse de la historia... Si lo que se busca con desesperación es dejar las humanidades en las manos de una élite de 20 escogidos, en todo el planeta, que atesoren en sus cráneos privilegiados todo el conocimiento de la humanidad, por los siglos de los siglos..., entonces, no tengo nada que decir. En caso contrario, se hace preciso un debate urgente, al que todos quedan invitados, y que puede y debe desarrollarse en todos los foros posibles, con la mayor celeridad.
Señores de la Academia, preguntarse a estas alturas si la tecnología e internet son buenas, importantes o útiles en las humanidades, está fuera de lugar. Esa pregunta nos correspondía formularla hace 10 años. Ahora, es tarde, no hay tiempo. Y las preguntas sobre las que debemos reflexionar, ya deben ser otras. Cada minuto que pasa usted, señor, tras una de sus múltiples excusas ("internet no es serio" "en internet no hay calidad" "yo necesito más tiempo para pensar y reflexionar en mi campo" "internet no sirve para nada" "con la tecnología los chicos trabajan y aprenden menos" "no hay un prestigio en lo que se hace" "internet y la tecnología implican estar todo el día con maquinitas, y eso es todo" "un profesor que enseña con tecnología no es serio"...etc., implica un perjuicio de incalculables dimensiones para las humanidades, además de ser errores generalizados por aquellos que confunden las máquinas y la metodología.
Trabajar con software y con la web 2.0, señores académicos, no es ya un rasgo de excentricidad de los jóvenes. Como no lo fue para aquellos que dejaron de copiar 3 o cuatro hermosos y preciadísimos manuscritos en sus monasterios medievales, con la intención de imprimir libros. Creo preciso eliminar o contribuir a eliminar errores de "comprensión" particularmente esgrimidos, sobre todo, por aquellos que nunca usaron la tecnología digital, fundamentalmente. Y que pretenden el auge de internet, como una amenaza para la clase, el aula tradicional (la seria, la prestigiosa, la respetable).
Señores de la Academia. Incorporar naturalmente, y correctamente, la tecnología e internet a la vida escolar universitaria implica, únicamente, un cambio en la forma de comunicar ese saber, ese conocimiento que se ha atesorado a través de siglos, y que ustedes imparten con métodos que, muy posiblemente, también fueron cuestionados en su día, como herramientas pedagógicas.
Es mi propósito, dejar constancia de algunos errores que se están esgrimiendo desde sectores "asustados" de la Academia, en favor del uso tecnológico en el aula, y que obstaculizan de modo lamentable el acompasamiento de un nuevo modelo organizacional que se está dando en el mundo empresarial, en el mundo institucional. ¿Cuánto tiempo más cree la Academia que podrá prescindir del contacto con el mundo real?
En el próximo post... más.
Trabajar con software y con la web 2.0, señores académicos, no es ya un rasgo de excentricidad de los jóvenes. Como no lo fue para aquellos que dejaron de copiar 3 o cuatro hermosos y preciadísimos manuscritos en sus monasterios medievales, con la intención de imprimir libros. Creo preciso eliminar o contribuir a eliminar errores de "comprensión" particularmente esgrimidos, sobre todo, por aquellos que nunca usaron la tecnología digital, fundamentalmente. Y que pretenden el auge de internet, como una amenaza para la clase, el aula tradicional (la seria, la prestigiosa, la respetable).
Señores de la Academia. Incorporar naturalmente, y correctamente, la tecnología e internet a la vida escolar universitaria implica, únicamente, un cambio en la forma de comunicar ese saber, ese conocimiento que se ha atesorado a través de siglos, y que ustedes imparten con métodos que, muy posiblemente, también fueron cuestionados en su día, como herramientas pedagógicas.
Es mi propósito, dejar constancia de algunos errores que se están esgrimiendo desde sectores "asustados" de la Academia, en favor del uso tecnológico en el aula, y que obstaculizan de modo lamentable el acompasamiento de un nuevo modelo organizacional que se está dando en el mundo empresarial, en el mundo institucional. ¿Cuánto tiempo más cree la Academia que podrá prescindir del contacto con el mundo real?
En el próximo post... más.
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