Sigo con mi Carta a la Academia, acerca de la conveniencia de la tecnología en el aula. En este post reflexiono sobre el prestigio académico y ese mercadillo-bazar que es internet. Se suele decir que en internet no abunda la calidad, que hay demasiada información desorganizada y con falta de criterio, la mayor parte de las veces. Parte de la Academia se centra en la idea de que internet queda alejado del rigor académico, porque es un totum revolutum, por el que la élite académica no debería dejarse arrastrar.
¿Qué sería de los congresos en cada una de nuestras disciplinas si no asistiésemos a ellos? Bueno, habría que imaginar internet como un gran congreso, cuya pieza básica consiste en "participar". Internet es el mismo bazar que cada cual se encuentra al bajar las escaleras de su casa. Sólo quienes participan en él pueden contribuir a su desarrollo organizado. No me parece justo que quien se abstiene de contribuir a la evolución de la comunidad virtual con sus artículos, su vida académica, sus proyectos, se queje a la vez de que internet provean únicamente de información-basura. Será así, solo si ustedes lo quieren.
Internet se basa en la aportación que cada cual haga a la comunidad. Si la Academia no aporta, internet quedará, obviamente, en manos de aquellos internautas menos instruidos (o malintencionados, que de todo hay, y basta con echar un vistazo a la prensa más sensacionalista). No nos quejemos después, por tanto, ya que quien siembra tormentas, recoge tempestades.
Algunos amigos me preguntan inquietos si exponer el contenido de nuestras sesudas elucubraciones no implicará quedar a merced de cualquier mercenario que suelte improperios inadecuados en nuestros hermosos espacios virtuales. Esto, evidentemente, me hace sonreir. Qué lindo y qué protector ha sido el edificio universitario, siempre estableciendo una barrera entre lo académico y lo no académico. ¿A quién protege realmente esta barrera? Evidentemente, existe ese riesgo, el riesgo del internauta cafre. Algo que sucedería si la mayor parte de los ciudadanos del mundo pudieran asistir a cualquiera de nuestras aulas. Algo que también puede sucedernos, y de la mano de nuestros propios colegas, en cualquier congreso, tras una de esas peleas sesudas, en las que primen la diferencia de criterio y/o intereses. En internet, habrá quien aporte, desde cada nivel, perlas maravillosas que a nadie, en nuestro maravilloso y protector entorno académico, se le hubieran ocurrido, y habrá desalmados, a los que se puede corregir, o eliminar desde la postura de moderador.
Algunos amigos me preguntan inquietos si exponer el contenido de nuestras sesudas elucubraciones no implicará quedar a merced de cualquier mercenario que suelte improperios inadecuados en nuestros hermosos espacios virtuales. Esto, evidentemente, me hace sonreir. Qué lindo y qué protector ha sido el edificio universitario, siempre estableciendo una barrera entre lo académico y lo no académico. ¿A quién protege realmente esta barrera? Evidentemente, existe ese riesgo, el riesgo del internauta cafre. Algo que sucedería si la mayor parte de los ciudadanos del mundo pudieran asistir a cualquiera de nuestras aulas. Algo que también puede sucedernos, y de la mano de nuestros propios colegas, en cualquier congreso, tras una de esas peleas sesudas, en las que primen la diferencia de criterio y/o intereses. En internet, habrá quien aporte, desde cada nivel, perlas maravillosas que a nadie, en nuestro maravilloso y protector entorno académico, se le hubieran ocurrido, y habrá desalmados, a los que se puede corregir, o eliminar desde la postura de moderador.
Debo añadir, sin embargo, que a veces, académicos, intelectuales, o simplemente personas que trabajan con la cabeza, más que con el esfuerzo físico, tendemos a creer, erróneamente, que todo el mundo estará esperando nuestro post, comentario, artículo publicado, y demás material académico, como si se tratara de un episodio de una teleserie famosísima. Nada más lejos. Generalmente, y a pesar de proponerse desde la idea de "cultura abierta", los internautas suelen escoger aquello que más les interesa, y suelen corresponder con un comportamiento más o menos adecuado al espacio que visitan. Es poco probable que recibamos una avalancha de visitantes y participantes en nuestro último artículo sobre cómo Sancho Panza descubrió la receta de las perdices de don Yllán el mágico, en el cuento que Don Juan Manuel escribió en la obrita El conde Lucanor. Una pena, pero así es la vida. Por el contrario, más de un académico visitará a hurtadillas la última portada en la que George Clooney o Scarlett Johanson salen de muy buen ver.
Urge, y mucho, que los investigadores, profesores, doctores, académicos, estudiantes, y esos editores que tanto nos asustan con la llegada de lo digital, por aquello de sus dificultades, a la hora de asumir el reto digital y las nuevas formas de mercado, se esfuercen por "aportar contenido" a la red. Urge, porque vamos con muchísimo retraso. La Academia puede y debe "pinchar" a los editores que, tradicionalmente, han copado las publicaciones universitarias para que den el salto ya. Evidentemente, el prestigio lo da la Academia (aunque también la posición en Google y el número de lectores que acceden a tu publicación). Pero si cualquier estudiante, o cualquier investigador accede de inmediato al bestseller más vulgar, y no a sus materiales de estudio, estaremos contribuyendo a delinear una peligrosa brecha, haciendo que la información basura sea fácilmente asequible para cualquier ciudadano, mientras que estudiar sea algo tan ajeno, como ir a un monasterio medieval, en busca del pergamino manuscrito prestigioso, delicado, único. En ese excitante viaje, largo y anacrónico habremos perdido la cultura.
PD: Habrán observado que una servidora enlaza a wikipedia, sin rubor. ¿Contiene errores? Bueno, ustedes son los académicos, es tan fácil como hacer Login y editar. Y para saber más sobre el famoso mito acerca de los errores en wikipedia... lean este artículo sobre la misma, así como el enlace al estudio que llevo acabo Nature comparando Wikipedia y la pretigiosa Enciclopedia Británica. Asómbrense.
La semana que viene, otro aspecto interesante en mi Carta a la Academia: la vorágine comunicativa.
PD: Habrán observado que una servidora enlaza a wikipedia, sin rubor. ¿Contiene errores? Bueno, ustedes son los académicos, es tan fácil como hacer Login y editar. Y para saber más sobre el famoso mito acerca de los errores en wikipedia... lean este artículo sobre la misma, así como el enlace al estudio que llevo acabo Nature comparando Wikipedia y la pretigiosa Enciclopedia Británica. Asómbrense.
La semana que viene, otro aspecto interesante en mi Carta a la Academia: la vorágine comunicativa.